lunes, 3 de febrero de 2014

La solución, ¿qué solución?. Los críticos al gobierno Rajoy nos deben una fórmula mejor que la suya para salir de la crisis




¿Qué solución?
JOSÉ MARÍA CARRASCAL
Los críticos al gobierno Rajoy nos deben una fórmula mejor que la suya para salir de la crisis
NO voy a decir que me hacen gracia las críticas al gobierno Rajoy porque la cosa no tiene ninguna gracia.
Lo que sí me producen es estupefacción.
Es verdad que tener 6 millones de parados es dramático y 1,9 millones de familias con todos sus miembros desempleados, estremecedor.
Pero ¿qué proponen esos críticos?
Pues que el gobierno sustituya su programa de recortes por otro de «relanzamiento de la economía». O sea, más obra pública, más subvenciones, más salario mínimo interprofesional y cosas por estilo.
Sin duda aumentarían la actividad económica. El único problema es cómo se financiaría. Porque Europa no va a financiárnoslo.
Europa está dispuesta a darnos más tiempo para arreglar nuestra economía, pero no más dinero.
Y si acudimos a los mercados, puede que nos lo prestasen, pero a un interés mucho mayor, pues la posibilidad de que se lo devolviéramos sería inversamente proporcional al aumento de nuestra deuda. Sin que podamos recurrir al viejo truco de acuñar más moneda, porque los euros los acuña el Banco Central Europeo.
¿Quieren decirme entonces esos críticos cómo se financia la revitalización de nuestra economía? ¿Saliendo del euro?
Ni siquiera se lo he oído a Cayo Lara, que por comunista tendría una ligera excusa. De Rubalcaba, mejor no hablar ¿O es que están haciendo política y no economía?
No crean que son mucho más razonables las críticas de la acera opuesta, donde se supone que comulgan con las ideas liberales del gobierno Rajoy. Proponen allí «adelgazar la administración», «eliminar la grasa que le sobra». Coincido con la idea, pues nuestra administración está sobredimensionada en todos sus niveles. Pero advierto que el primer efecto práctico de esa cura de adelgazamiento sería disparar el número de parados, que es precisamente la hemorragia que trata de pararse. O sea, cuidado con vestir un santo desnudando otro.
Para resumir: es muy fácil criticar desde una mesa de redacción, un micrófono de radio, un plató de televisión o una tribuna parlamentaria. Pero es muy difícil presentar soluciones realistas a una economía que viene degradándose desde hace más de diez años, con el boom inmobiliario.
Y más difícil todavía es hacer una cosa y la contraria al mismo tiempo, como se pide al gobierno: crear empleo y destruirlo, gastar más y gastar menos, hacer reformas y no hacerlas, algo que va contra la lógica y la realidad. La realidad es que cada español, de los bebés a los ancianos, debemos el triple de nuestro PIB, o sea, nuestros ingresos en tres años.
La única solución es recortar gastos y hacer nuestra economía más productiva. Ya he dicho en ocasión anterior que Rajoy ha cometido errores. Hasta ahora, sin embargo, nadie me ha ofrecido una fórmula mejor que la suya para salir del pozo. Si alguien me la ofrece, tiene mi voto. Pero lo único que oigo son esas quejas que tanto nos gustan y no arreglan nada.

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