lunes, 21 de enero de 2013

Arde con facilidad



SALVADOR SOSTRES
Arde con facilidad
La última encuesta sobre la intención de voto de los catalanes publicada ayer por El Periódico reflejaba la caída libre en que se encuentra CiU, que perdería hasta 10 diputados, quedándose con sólo 40. De ello se aprovecha ERC, que llegaría a los 27 o 28 diputados, su mejor registro desde la recuperación de la democracia.
El independentismo retrocede levemente, herido por la incompetencia de sus líderes. Artur Mas está haciendo el peor ridículo de la política catalana, y ahora ya propone que la consulta secesionista no tenga vinculación jurídica, lo que, además de ser un insulto a la inteligencia, es el paso previo a reconocer en público lo que ya ha reconocido en privado: y es que el referéndum no va a celebrarse porque no existe ningún modo serio de poderlo convocar.
ERC recoge parte del descontento que CiU genera, pero la suma de los dos partidos (40+28) da tres escaños menos que en las pasadas elecciones (50+21), que, a su vez, ya había menguado un diputado respecto de los comicios de 2010 (62+10). Los partidos marginales, como los comunistas y las CUP, no pueden meterse en la misma suma porque ni son lo mismo ni es predecible cómo se comportarían en el improbable caso de que llegara la hora de la verdad.
Esta vez no se puede acusar a España de haber dinamitado ningún proceso. Mariano Rajoy se ha limitado a fumarse un puro mientras contemplaba el espectáculo. Es cierto que los sobres de Bárcenas le han dejado en la posición más débil y que, si Mas fuera inteligente, podría aprovecharlo. Pero ni Mas es inteligente ni está rodeado de personas que lo sean. De un tiempo a esta parte, puede decirse de los catalanes lo que Bill Clinton dijo de los palestinos, que no perdían ninguna oportunidad de perder una oportunidad. Cuando no hay calidad, esto es lo que sucede.
Mas empezó a perder el día que confundió una manifestación con un país, el día que quiso sacar ventaja de las sinceras y legítimas ansias independentistas de una parte de los catalanes para remontar unas encuestas internas que le eran desfavorables (54-57 diputados, a finales de julio), aunque no tanto como el resultado que finalmente obtuvo (50), porque muchos le vieron el plumero, y el oportunismo y la mentira que su campaña representaba y contenía, y prefirieron votar a ERC, que hizo un planteamiento mucho más honesto intelectual y políticamente.
Esquerra siempre funciona bien en la oposición. Mucho mejor, de hecho, y éste es su drama, que cuando está en el poder. Si la historia se repite, y es probable que se repita, la creciente confianza que los votantes independentistas van depositando en ERC se volverá contra ellos cuando su partido llegue al poder y destroce la economía con impuestos imposibles y eternice el victimismo autonomista en lugar de dar forma y camino a la independencia que tanto reclama, y con tanta prisa, cuando no tiene ninguna responsabilidad de gobierno.
Convergència ha jugado a un juego demasiado grande y con hombres demasiado pequeños. Con estos ingredientes, y estos patanes, el desastre era de esperar. Es lo que Nacho Vegas dijo en un concierto que ofreció en el Liceo junto a Bunbury, cuando el público hizo aquello de prender sus mecheros para acompañar una canción emblemática: «Tened cuidado, que esto arde con facilidad».

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