Ahora:
"Si somos laxos con la inmigración ilegal la avalancha no hay quien la pare". Así de tajante se ha mostrado el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre la polémica propuesta de la UE para la repatriación de los inmigrantes clandestinos.
El ministro del Interior ha defendido el apoyo de España a la nueva directiva de los Veintisiete asegurando que de aprobarse la propuesta -este miércoles no se logró un acuerdo- "no habrá un recorte de los derechos de los inmigrantes" sino que permitirá "superar obstáculos en el procedimiento".
El objetivo de la nueva norma planteada por la UE es armonizar los procedimientos que siguen los Estados miembros en la repatriación de inmigrantes irregulares, ya que en la actualidad cada país puede hacer lo que quiera y aplicar los plazos que considere oportunos.
Según Rubalcaba, cuando se produce la llegada de inmigrantes ilegales existen dos opciones, bien dejarle entrar o bien repatriarlos, "España opta por repatriarlos". Sin embargo, el proceso parece ser más que complicado.
En primer lugar, se interna a los inmigrantes ilegales bajo tutela judicial para poder ser identificados, y una vez que se les identifica las autoridades se ponen en contacto con el país de origen que envía una comisión de identificación para verificar que es quién dice ser y que regresa a su país para preparar todos los papeles para su repatriación. Un proceso "largo y complicado" y que en muchas ocasiones no se culmina por el breve tiempo de internamiento, en el caso de España los 40 días. De ahí el apoyo de España a la nueva directiva.
Antes:
Antes de las pasadas elecciones, el mismo Rubalcaba, aplicaba "un tufillo xenófobo" a las propuestas que en la misma dirección planteaba el PP (coincidentes por otro lado a las actuales propuestas de Rubalcaba y de la UE).
También antes de las pasadas elecciones se hizo público un Manifiesto firmado por 127 profesores en contra del PP y de «su discurso xenófobo». Añadían los firmantes universitarios que la mayoría de ellos eran expertos académicos en inmigración.
Su concepto de xenofobia coincidía milimétricamente con todo lo establecido por la izquierda política: Es xenofobia toda oposición a los derechos políticos de los inmigrantes (el voto) o el apoyo a la expulsión de los inmigrantes o la simple percepción de que la inmigración es un problema.
Es tolerancia, por el contrario, considerar que la inmigración no es un problema, la aceptación de la llegada de los inmigrantes y el apoyo a sus derechos sociales y también políticos.
Se manipulan los conceptos: se mezcla xenofobia, la repugnancia o el odio hacia el extranjero con la defensa de los derechos y privilegios asociados a la nacionalidad, que es de lo que se trata en esta cuestión. Podría ser egoísmo, incluso insolidaridad, a la defensa de esos derechos para los nacionales y su negación para los extranjeros (trabajar en un país, por ejemplo), pero no xenofobia.
También puede incrementarse la manipulación asociando a la derecha (la que defiende esos derechos y privilegios de la nacionalidad y su restricción para los extranjeros) y no la izquierda.
La izquierda establece una clara frontera lingüística con la derecha.
La izquierda, además de autopresentarse como más sincera y creíble, con mayor legitimidad y tolerancia, se dirige hacia una derecha intransigente, representante de intereses espúreos y oscuros, rancia, intolerante y xenófoba.
Por eso distingue claramente sus actuaciones:
*.- No es lo mismo “expulsar” que “devolver con dignidad” a un inmigrante.
*.- No es lo mismo “trasvasar agua” que “conducirla temporalmente”.
*.- No es lo mismo “negociación” que “diálogo por la paz” con una organización terrorista.
*.- No es lo mismo realizar «intervenciones militares en el exterior» que llevar a cabo «misiones solidarias del ejército».
*.- No es lo mismo «una crisis económica» que «una desaceleración económica, aunque profunda y, previsiblemente, continuada».
Expulsar, trasvasar, intervenir militarmente, hablar de crisis económica... son actuaciones propias de un sentir negativo, intolerante, sin talante, xenófobo, militarista.... y eso es propio de las derechas.
"Si somos laxos con la inmigración ilegal la avalancha no hay quien la pare". Así de tajante se ha mostrado el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre la polémica propuesta de la UE para la repatriación de los inmigrantes clandestinos.
El ministro del Interior ha defendido el apoyo de España a la nueva directiva de los Veintisiete asegurando que de aprobarse la propuesta -este miércoles no se logró un acuerdo- "no habrá un recorte de los derechos de los inmigrantes" sino que permitirá "superar obstáculos en el procedimiento".
El objetivo de la nueva norma planteada por la UE es armonizar los procedimientos que siguen los Estados miembros en la repatriación de inmigrantes irregulares, ya que en la actualidad cada país puede hacer lo que quiera y aplicar los plazos que considere oportunos.
Según Rubalcaba, cuando se produce la llegada de inmigrantes ilegales existen dos opciones, bien dejarle entrar o bien repatriarlos, "España opta por repatriarlos". Sin embargo, el proceso parece ser más que complicado.
En primer lugar, se interna a los inmigrantes ilegales bajo tutela judicial para poder ser identificados, y una vez que se les identifica las autoridades se ponen en contacto con el país de origen que envía una comisión de identificación para verificar que es quién dice ser y que regresa a su país para preparar todos los papeles para su repatriación. Un proceso "largo y complicado" y que en muchas ocasiones no se culmina por el breve tiempo de internamiento, en el caso de España los 40 días. De ahí el apoyo de España a la nueva directiva.
Antes:
Antes de las pasadas elecciones, el mismo Rubalcaba, aplicaba "un tufillo xenófobo" a las propuestas que en la misma dirección planteaba el PP (coincidentes por otro lado a las actuales propuestas de Rubalcaba y de la UE).
También antes de las pasadas elecciones se hizo público un Manifiesto firmado por 127 profesores en contra del PP y de «su discurso xenófobo». Añadían los firmantes universitarios que la mayoría de ellos eran expertos académicos en inmigración.
Su concepto de xenofobia coincidía milimétricamente con todo lo establecido por la izquierda política: Es xenofobia toda oposición a los derechos políticos de los inmigrantes (el voto) o el apoyo a la expulsión de los inmigrantes o la simple percepción de que la inmigración es un problema.
Es tolerancia, por el contrario, considerar que la inmigración no es un problema, la aceptación de la llegada de los inmigrantes y el apoyo a sus derechos sociales y también políticos.
Se manipulan los conceptos: se mezcla xenofobia, la repugnancia o el odio hacia el extranjero con la defensa de los derechos y privilegios asociados a la nacionalidad, que es de lo que se trata en esta cuestión. Podría ser egoísmo, incluso insolidaridad, a la defensa de esos derechos para los nacionales y su negación para los extranjeros (trabajar en un país, por ejemplo), pero no xenofobia.
También puede incrementarse la manipulación asociando a la derecha (la que defiende esos derechos y privilegios de la nacionalidad y su restricción para los extranjeros) y no la izquierda.
La izquierda establece una clara frontera lingüística con la derecha.
La izquierda, además de autopresentarse como más sincera y creíble, con mayor legitimidad y tolerancia, se dirige hacia una derecha intransigente, representante de intereses espúreos y oscuros, rancia, intolerante y xenófoba.
Por eso distingue claramente sus actuaciones:
*.- No es lo mismo “expulsar” que “devolver con dignidad” a un inmigrante.
*.- No es lo mismo “trasvasar agua” que “conducirla temporalmente”.
*.- No es lo mismo “negociación” que “diálogo por la paz” con una organización terrorista.
*.- No es lo mismo realizar «intervenciones militares en el exterior» que llevar a cabo «misiones solidarias del ejército».
*.- No es lo mismo «una crisis económica» que «una desaceleración económica, aunque profunda y, previsiblemente, continuada».
Expulsar, trasvasar, intervenir militarmente, hablar de crisis económica... son actuaciones propias de un sentir negativo, intolerante, sin talante, xenófobo, militarista.... y eso es propio de las derechas.
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