LA ESTRELLA DEL JUEZ CASTRO
Cada vez está más claro. El juez Castro
ha esperado al final de la instrucción para imputar a la Infanta Cristina. Lo
ha hecho deliberadamente aceptando la incongruencia, criticada por todos, de
que el miserable Torres le proporcionara por goteo los correos electrónicos. Se
dio cuenta el oscuro juez Castro de que el caso Urdangarín le podía convertir
en estrella. Y ha puesto todos los medios para que así fuera.
Castro no es un juez de carrera. Es lo
que, según se califica en medios jurídicos, un enchufado del cuarto turno. Ha
mantenido, y está en su derecho, relaciones con sectores de la extrema
izquierda española. En la estrategia que trazó desde el primer momento contaba
con contradecirse.
Primero, no había motivos para imputar a
la Infanta.
Después, tras el suspense
correspondiente que es lo que buscaba, la imputa con una argumentación que se
cae de debilidad.
Todo un show al mejor estilo de otros
jueces estrella.
Castro se jubila en un par de años y ha
querido saciar su vanidad con el espectáculo del caso Urdangarín.
Al imputar a la Infanta, ha deslizado
que el Rey podía estar en conocimiento de las presuntas trapisonderías. Porque
la operación en marcha de fuego graneado contra la Monarquía no termina en la
Infanta Cristina. Las balas apuntan más arriba.
Luis María ANSON de la Real Academia
Española.
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