miércoles, 13 de febrero de 2013

“El testimonio es siempre más incisivo cuando se busca menos la gloria personal"



"Muchos parecen dispuestos a rasgarse las vestiduras frente a los escándalos e injusticias -naturalmente cometidos por otros- pero pocos parecen dispuestos a actuar sobre el propio corazón, sobre la propia conciencia y las propias intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve y convierta"

 “El testimonio es siempre más incisivo cuando se busca menos la gloria personal y se hace más consciente que la recompensa del justo es Dios mismo es Dios mismo, estar unidos a El aquí en el camino de la fe y al término de la vida, en la paz y en la luz del encuentro cara a cara con El por siempre".

Los momentos más difíciles
El Papa Benedicto XVI reconoció el mayo pasado que atravesó momentos difíciles desde su llegada al trono de San Pedro y aseguró que los rezos de todos los católicos le han sostenido en esas vicisitudes.

El caso de la filtración de documentos reservados, el denominado «Vatileaks», fue una de las mayores crisis de su papado, que concluyó con la concesión de la gracia por parte de Benedicto XVI a su exmayordomo, Paolo Gabriele; en medio del Año de la Fe.

El «VatiLeaks», como explica Lucia Palacios en este artículo más extensamente, se desató a primeros de 2012 cuando se publicaron en una cadena de televisión italiana unas cartas del actual nuncio en Estados Unidos, Carlo María Vigano, al Papa en las que denunciaba la «corrupción, prevaricación y mala gestión» en la administración vaticana. Y después fueron apareciendo más documentos de esta naturaleza, incluida una supuesta conspiración para asesinar al propio Papa.

La respuesta del Vaticano ante el caso Vatileaks llegó el pasado 16 de marzo de 2012 cuando abrió una investigación criminal del caso. La policía vaticana, finalmente, arrestó al exmayordomo del Papa, Paolo Gabriele que fue sometido a un juicio por parte del tribunal vaticano y declarado culpable.

Una de las situaciones más duras de su pontificado fue, sin duda, la acusación por parte del Gobierno de Irlanda al Vaticano de haber obstaculizado e intentado frustrar la comisión oficial sobre abusos sexuales. Tras conocer la magnitud de los hechos, de los abusos realizados por los sacerdotes en Irlanda durante 70 años y revelados a la luz pública en 2009, Benedicto XVI manifestó sentirse «asolado y angustiado» y que compartía con los fieles, expresó de manera contundente, la «indignación, la traición y la vergüenza» por esos delitos sexuales. Y se encargó de realizar la operación de limpia en el episcopado irlandés.

En 2012, se produjo otro acontecimiento importante en este sentido para el Vaticano, al reconocer 4.000 casos de pederastia y también que la respuesta de la Iglesia fue «inadecuada». Benedicto XVI afirmó entonces que la curación de las víctimas debía ser «la preocupación prioritaria» de la comunidad cristiana y que ésta debía ir unida a una «profunda renovación de la Iglesia en todos los niveles». La «tolerancia cero» con esta lacra fue la tónica de su estancia como máximo representante de la Iglesia Católica.


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