MANUEL MARTIN FERRAND
Sobre «una crisis
económica muy difícil», el País Vasco y Cataluña hacen gala de una inoportuna
insolidaridad
(…) ¿por qué Artur
Mas no puede fabricar un Estado con barretina cuando arranca de una realidad
más palpable que la mitología clásica? Mas ha nacido para la grandeza y ello
obliga. En un arranque de inspiración caudillista y para sacudirse las
condiciones políticas, económicas y sociales que, según Josep Antoni Duran
Lleida, «nos imponen desde las instituciones del Estado», el líder máximo de
CiU confiesa: «Tenemos encomendada una misión histórica».
A Francisco Franco le
pasaba lo mismo. Dios y la Historia, sus únicos jueces, le habían encomendado
la salvación de la Patria (española) y Mas tiene que salvar la catalana con
menos ayuda.
Menos mal que el
obispo auxiliar de Barcelona, Sebastián Taltavull, ha estado al quite y, tras
aclarar que la Conferencia Episcopal Tarraconense agrupa a los obispos
catalanes, dejó claro que, si opta por la independencia de España, la iglesia
de Cataluña estará al lado del pueblo catalán. Algo poco católico, pero
apostólico y de cercanías.
(…) En La Vanguardia
del domingo pasado lo hacía con las mañas sociométricas para prevenirnos que
CiU «acaricia la mayoría absoluta» en las próximas autonómicas catalanas: entre
68 y 69 escaños de los 136 posibles. Ello va acompañado, de ser como se augura,
de un sensacional y esperado batacazo del PSC y de un cierto repunte del PP.
Tan determinante en
el aquí y en el ahora puede ser esa prevista mayoría que, siendo el próximo
domingo jornada electoral en el País Vasco y en Galicia, ya le prestamos más
atención a la hipótesis de lo que podría hacerse realidad dentro de algo más de
un mes. La renovación de Alberto Núñez Feijoo y el descabalgamiento de Patxi
López ya están descontados y, la alarma que genera la hegemonía abertzale en
Vitoria no da para tanto como la renovación presidencial de Mas y su grito
soberanista.
Según la terminología
científica de Mariano Rajoy, estamos instalados en «el follón». Sobre «una
crisis económica muy difícil», el País Vasco y Cataluña hacen gala de una
inoportuna insolidaridad. Olvidan que uno de cada dos españoles -vascos y
catalanes incluidos- lo están pasando mal. Lo normal sería procurar su remedio
antes de armar la tremolina separatista; pero, aunque los zoólogos digan lo
contrario, se extinguen los mochuelos. Por su condición de hipocondriaco
debiera saber Rajoy que es más eficaz y conlleva menor coste el prevenir que el
curar y, aunque el anticiparse no es de su estilo, la naturaleza de «el follón»
merecería un esfuerzo. De aquí al 25 de noviembre faltan 40 días.
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