Septiembre registró 79.645 parados más en comparación con
agosto, hasta superar nuevamente los 4,7 millones, mientras que la Seguridad
Social perdió 86.174 cotizantes, reduciendo el número total de ocupados hasta
los 16,8 millones.
Los datos siguen siendo pésimos y el drama del desempleo
sigue castigando a la sociedad. Pero, sin embargo, a diferencia de lo que
pregonan el PSOE y los sindicatos, que culpan directamente a la reforma laboral
de todos los males, la reciente evolución del mercado laboral arroja ciertos
factores positivos a tener en cuenta.
En primer lugar, septiembre es un mes en el que
tradicionalmente se destruye empleo como consecuencia del fin del período
veraniego, y además cabe recordar que España sigue inmersa en una dura recesión
económica que dificulta hasta el extremo la reducción del paro.
Pese a ello, la economía está reaccionando mucho mejor ahora
que en 2009, último año en el que se registró una contracción del PIB.
Así, el número de parados aumentó en 478.535 personas
respecto a septiembre de 2011, frente a los 1,08 millones registrados en el
mismo mes de 2009.
Y lo mismo sucede con la caída de la afiliación a nivel
interanual: 625.759 cotizantes menos frente a una pérdida superior al millón de
empleos en septiembre de 2009.
Así pues, la reforma laboral está logrando contener el
deterioro del mercado de trabajo de forma mucho más eficaz que el anterior
marco regulatorio, gracias al mayor margen de actuación que ofrece a los
empresarios.
Pero aún más relevante es el hecho de que, a diferencia de
lo que sucedió bajo el mandato de Zapatero, las Administraciones Públicas han
comenzado a reducir sus plantillas, tal y como exige la senda de austeridad
emprendida por el actual Gobierno.
El volumen de empleados públicos aumentó en 350.000 personas
entre 2008 y 2011. Desde entonces, ya se ha reducido en 220.000 efectivos, lo
cual explica una parte sustancial de la evolución al alza del paro hasta
septiembre.
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