"España nos roba" (Espanya ens roba,
en catalán) se ha convertido en un lema muy empleado por los
nacionalistas catalanes y, más concretamente, por la Generalidad que
preside Artur Mas para justificar sus ansias
soberanistas.
Sin embargo, no se trata de una mera frase vacía de contenido sino de un argumento basado, supuestamente, en datos y cifras reales.
Uno de estos datos son las balanzas fiscales, un indicador que permite calcular lo que aporta una autonomía o provincia al conjunto del país vía impuestos y lo que recibe del Estado a través de servicios e inversiones públicas. Si la balanza es negativa, significa que los habitantes de esa región aportan más de lo que reciben, y al revés si es positiva (reciben más del resto del Estado de lo que aportan).
Cataluña, por ser una comunidad tradicionalmente rica, siempre ha aportado una cuantía extra a la financiación pública del resto del país a través del sistema de solidaridad interterritorial que establece la Constitución Española, aunque es Madrid, en realidad, la región que más aporta y menos dinero recibe del Estado. Las balanzas fiscales permiten dilucidar cuánto. La Generalidad anunció el pasado martes que Cataluña registró un déficit fiscal con respecto al Estado de 16.543 millones de euros en 2010, el 8,5% de PIB, un porcentaje similar al de la media de las dos últimas décadas (8,1%). Es decir, los catalanes aportaron a la cuenta común 16.543 millones más de lo que recibieron del Estado.
El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, utilizó el cálculo del "flujo monetario neutralizado" para señalar que Cataluña aportó en 2010 el 19,4% del total de ingresos de la administración estatal y recibió el 14,2% del gasto total. Atendiendo a este cálculo, la región contribuyó con una proporción superior a su peso en el PIB estatal, que es del 18,6%, en tanto que recibió un gasto que no llegó al peso de su población sobre el conjunto del país (16%). Ante tales datos, el titular de Economía calificó este desequilibrio de "altamente insatisfactorio", ya que obligó a la Generalidad a "tirar adelante el país con menos recursos (...) y con una o dos manos atadas en la espalda", en una nueva muestra del tradicional victimismo del que hace gala el nacionalismo catalán.
Sin embargo, Mas-Colell "infló" el saldo fiscal negativo de Cataluña en base a criterios poco objetivos, según denuncia Convivencia Cívica Catalana en su informe El maquillaje de la balanza fiscal de Cataluña. Así, de los 16.543 millones de supuesto déficit fiscal, 10.708 millones (dos terceras partes) son "totalmente ficticios". Es decir, "no han sido pagados por ningún catalán", ya que son producto de un "artificio contable denominado neutralización".
Además, de los restantes 5.835 millones, más de 5.000 son también producto de un cálculo desviado basado en imputaciones distorsionadas, es decir, en contabilizar impuestos pagados por ciudadanos no catalanes como si hubiesen sido pagados por catalanes y en no contabilizar gastos reales del Estado en Cataluña.
De este modo, en realidad, el déficit fiscal de Cataluña apenas ascendería a 774 millones de euros en 2010 frente a los 16.543 millones anunciados por el Gobierno de Artur Mas.
El problema aquí es que el "flujo monetario neutralizado" incrementa de forma artificial la recaudación fiscal
que genera la región, ya que emplea el supuesto, "absolutamente
ficticio, de que los catalanes pagan impuestos como si no existiera la
crisis" en lugar de la recaudación real. Como resultado, la Generalidad
suma a las balanzas fiscales 10.708 millones de impuestos que, en realidad, no existen.
Así pues, Mas-Colell ocultó los valores reales por "motivos políticos, dado que indicaban un déficit fiscal casi nulo (774 millones de euros) o cuando menos muy inferior del anunciado oficialmente (5.835 millones), tal y como muestran las dos tablas olvidadas por la Generalidad.
Por un lado, la Generalidad aplica un "criterio muy generoso" para el cálculo de los impuestos pagados por los catalanes, al contabilizar ciertos tributos (IRPF, Especiales o cotizaciones) que, en realidad, pagan extranjeros y no residentes en Cataluña. La propia Consejería de Economía admite, por ejemplo, que "el IVA pagado por un ciudadano de Oviedo a un comercio de Mataró se imputa a Cataluña ya que es donde se localiza el objeto de imposición".
Por otro lado, la Generalidad incluye en las balanzas el déficit fiscal que mantiene con la UE, imputándoselo incorrectamente a España (unos 2.700 millones). Parte de los recursos que el Estado destina a financiar a la UE proceden de Cataluña, pero esta región casi no recibe fondos de Europa, con lo que el saldo es negativo. Sin embargo, la Generalidad incorpora este déficit en el saldo fiscal con el resto de España.
Por último, minimiza el volumen real de gasto e inversión que el Estado destina a Cataluña con el fin de inflar su déficit fiscal. El informe detalla algunos ejemplos llamativos:
El siguiente cuadro resume los saldos fiscales mostrados y ocultados por la Generalidad correspondientes a 2010.
Como resultado de todo ello, Convivencia Cívica Catalana lamenta "la
falta de honestidad y de transparencia" de la Generalidad y considera
que sus balanzas fiscales "sólo son herramientas políticas para intentar crear resentimiento contra el resto de España entre la opinión pública catalana".
Sin embargo, no se trata de una mera frase vacía de contenido sino de un argumento basado, supuestamente, en datos y cifras reales.
Uno de estos datos son las balanzas fiscales, un indicador que permite calcular lo que aporta una autonomía o provincia al conjunto del país vía impuestos y lo que recibe del Estado a través de servicios e inversiones públicas. Si la balanza es negativa, significa que los habitantes de esa región aportan más de lo que reciben, y al revés si es positiva (reciben más del resto del Estado de lo que aportan).
Cataluña, por ser una comunidad tradicionalmente rica, siempre ha aportado una cuantía extra a la financiación pública del resto del país a través del sistema de solidaridad interterritorial que establece la Constitución Española, aunque es Madrid, en realidad, la región que más aporta y menos dinero recibe del Estado. Las balanzas fiscales permiten dilucidar cuánto. La Generalidad anunció el pasado martes que Cataluña registró un déficit fiscal con respecto al Estado de 16.543 millones de euros en 2010, el 8,5% de PIB, un porcentaje similar al de la media de las dos últimas décadas (8,1%). Es decir, los catalanes aportaron a la cuenta común 16.543 millones más de lo que recibieron del Estado.
El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, utilizó el cálculo del "flujo monetario neutralizado" para señalar que Cataluña aportó en 2010 el 19,4% del total de ingresos de la administración estatal y recibió el 14,2% del gasto total. Atendiendo a este cálculo, la región contribuyó con una proporción superior a su peso en el PIB estatal, que es del 18,6%, en tanto que recibió un gasto que no llegó al peso de su población sobre el conjunto del país (16%). Ante tales datos, el titular de Economía calificó este desequilibrio de "altamente insatisfactorio", ya que obligó a la Generalidad a "tirar adelante el país con menos recursos (...) y con una o dos manos atadas en la espalda", en una nueva muestra del tradicional victimismo del que hace gala el nacionalismo catalán.
Sin embargo, Mas-Colell "infló" el saldo fiscal negativo de Cataluña en base a criterios poco objetivos, según denuncia Convivencia Cívica Catalana en su informe El maquillaje de la balanza fiscal de Cataluña. Así, de los 16.543 millones de supuesto déficit fiscal, 10.708 millones (dos terceras partes) son "totalmente ficticios". Es decir, "no han sido pagados por ningún catalán", ya que son producto de un "artificio contable denominado neutralización".
Además, de los restantes 5.835 millones, más de 5.000 son también producto de un cálculo desviado basado en imputaciones distorsionadas, es decir, en contabilizar impuestos pagados por ciudadanos no catalanes como si hubiesen sido pagados por catalanes y en no contabilizar gastos reales del Estado en Cataluña.
De este modo, en realidad, el déficit fiscal de Cataluña apenas ascendería a 774 millones de euros en 2010 frente a los 16.543 millones anunciados por el Gobierno de Artur Mas.
Las tablas que ocultó Colell
En primer lugar, un año más, de los cuatro métodos distintos que solía emplear la Generalidad para estima las balanzas fiscales, Mas-Colell tan sólo presentó dos -curiosamente, los más favorables a sus intereses-. En concreto, el cálculo "flujo beneficio" y "flujo monetario", pero con valores "neutralizados", cuyo resultado es ficticio porque no emplea valores reales. De hecho, el dato que Cataluña da por bueno es el "flujo monetario neutralizado", que es el menos utilizado a nivel internacional y el menos fiable.Así pues, Mas-Colell ocultó los valores reales por "motivos políticos, dado que indicaban un déficit fiscal casi nulo (774 millones de euros) o cuando menos muy inferior del anunciado oficialmente (5.835 millones), tal y como muestran las dos tablas olvidadas por la Generalidad.
Las trampas contables
Además, incluso dando por bueno el déficit fiscal de 5.835 millones que arroja el "flujo monetario real", más de 5.000 millones son también producto de un cálculo erróneo derivado de inflar ciertos impuestos y minimizar gastos del Estado, según el estudio.Por un lado, la Generalidad aplica un "criterio muy generoso" para el cálculo de los impuestos pagados por los catalanes, al contabilizar ciertos tributos (IRPF, Especiales o cotizaciones) que, en realidad, pagan extranjeros y no residentes en Cataluña. La propia Consejería de Economía admite, por ejemplo, que "el IVA pagado por un ciudadano de Oviedo a un comercio de Mataró se imputa a Cataluña ya que es donde se localiza el objeto de imposición".
Por otro lado, la Generalidad incluye en las balanzas el déficit fiscal que mantiene con la UE, imputándoselo incorrectamente a España (unos 2.700 millones). Parte de los recursos que el Estado destina a financiar a la UE proceden de Cataluña, pero esta región casi no recibe fondos de Europa, con lo que el saldo es negativo. Sin embargo, la Generalidad incorpora este déficit en el saldo fiscal con el resto de España.
Por último, minimiza el volumen real de gasto e inversión que el Estado destina a Cataluña con el fin de inflar su déficit fiscal. El informe detalla algunos ejemplos llamativos:
- La Generalidad afirma que el Ministerio de Asuntos Exteriores tan sólo gasta 1 millón de euros en representar a Cataluña de los 702 millones que en total representa esta partida, cuando su población asciende al 16% del total del país
- Justicia tan sólo destina el 4,9% de su presupuesto a Cataluña en lugar del 16% que representa su población, y lo mismo sucede en Defensa o Servicios Sociales.
- Asimismo, puesto que la mayoría de organismos públicos del Estado tienen su sede en Madrid, la Generalidad considera que la parte correspondiente a Cataluña de su gasto es literalmente cero. Y aquí entra desde la CNMV, hasta el Consejo de Seguridad Nuclear, el CIS o la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
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