viernes, 9 de enero de 2009

Preguntas con respuesta


JUSTINO SINOVA. El Mundo.
Proliferan las noticias grandes y pequeñas que afectan negativamente al Gobierno de Rodríguez Zapatero: la crisis económica es galopante, cae el consumo en la etapa más consumista del año, una huelga oculta desbarajusta el aeropuerto de Barajas y pone otra vez en evidencia la inhabilidad de su ministra de Fomento, el desempleo crece aceleradamente y arroja la cifra de un millón de parados más en un año; un millón de parados más, se dice pronto.
Y, sin embargo, Zapatero conserva su crédito y las encuestas coinciden en afirmar que ahora volvería a ganar las elecciones.
El candidato inexperto del Partido Socialista que venció de manera imprevista en 2004 e iba a ser un paréntesis en el curso de la democracia podría aspirar hoy a un tercer mandato.
¿Por qué un Gobierno tan flojo no infunde una crisis de confianza?.
¿Por qué un presidente que mintió descarada y reiteradamente -cuando negó las negociaciones con ETA que él mismo autorizó, cuando negó la crisis económica por razones de egoísmo electoral...- no es repudiado como alguien en quien no se puede confiar?.
Su buena nota en los ránkings de imagen y la ventaja del PSOE sobre el PP en las encuestas de opinión puede ser explicada por un déficit de oposición, que acaso no haya encontrado aún la fórmula para poner en evidencia las ineficacias del Gobierno y las incapacidades de su presidente. En alguna ocasión he atribuido parte del éxito de Zapatero a las debilidades de la oposición popular, aunque ahora la dirige el mejor hombre que tiene el partido, a quien nadie desde dentro ha intentado en serio hacerle frente. Pero hay otras causas, sin duda, y yo voy a apuntar aquí dos.
La primera es la falta real de información clara y suficiente a disposición de la mayoría de los ciudadanos sobre los despropósitos de Zapatero.
La mayor parte de la opinión pública consume televisión, que es un medio limitado para la información de determinados asuntos.
La televisión transmite imágenes y sensaciones, pero raramente información en profundidad. Y si, además, está en gran parte controlada por el Gobierno, ya se puede colegir qué dirección tomarán los impulsos comunicativos que ofrece.
Ya se ha olvidado que Zapatero concedió dos cadenas en su primera legislatura. Esto de que un Gobierno conceda televisiones es un escándalo (que no causa efecto porque en España se perdió la batalla de la independencia política de la televisión y ganó la narcotización pública), pero resulta que hay dos televisiones hoy en activo, Cuatro y La Sexta, que deben su existencia a la voluntad graciosa del presidente. No busquen ustedes críticas ni disgustos al Gobierno en la gran televisión, salvo en algunas tertulias, que por otra parte no suelen ser programas de mayor audiencia.
La segunda causa es la eficacia propagandística del Gobierno y su partido, que están a la que salta para contrarrestar el efecto negativo de cualquier dato. El último ejemplo lo vimos ayer mismo: horas después de que circulara la noticia del millón nuevo de parados en 2008, el mismo Zapatero anunció que en marzo, a la vuelta de la esquina, ya se creará empleo.
Ese es un vaticinio tan etéreo como un penacho de humo, pero en la mente de muchos ciudadanos la creación de un anhelado puesto de trabajo por el Gobierno se sobrepondrá hoy al dato frío del millón perdido. La esperanza del desheredado, sentimiento tan humano, acaba ayudando a un náufrago. No ha habido Gobierno menos trabajador -la exigua cifra de proyectos de ley lo certifica- y más ineficaz, pero con la propaganda y el dominio de los medios hace el milagro de que su presidente ofrezca aún dosis estimables de crédito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siento mucho no tener los conocimientos necesarios para traducir este comentario.